XIV - La Templanza
Se abrió el pecho por vez final,  y exhalando un último aliento,  extrajo el único fragmento,  que quedó de amor fatal.   Tendida,  ahí sin vida,  lo negro empezó a manar.  Y la herida,  poco a poco,  comenzó a cicatrizar.   ¿Estoy viva? - Y se miró,  recién muerta se gustó.  Con la mano sacudió  los restos de lo que fue.   Se puso en pie nuevamente  y conociéndose valiente,  No quiso dar paso al frente y  altiro se fue a trotar.   Y corrió hasta el final,  como a quien le lleva el viento;  como al dolor del fragmento;  fruto, de un mal amar.