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Reencarnación

Al principio, se veía todo negro, como un tunel. A lo lejos, se divisaba una luz. ¿Estoy muerto? -se preguntó. Se respondió que no; en el fondo, nada lo está. ... y prestó atención a la luz. Todo me ha dicho siempre que vaya hacia la luz, así que no desoiré el consejo. -se dijo para darse ánimos. ... y se alzó hacia la luz, y la luz se hizo más fuerte a medida que se acercaba al fin. Y de la tierra desnuda, surgió el más bello de los brotes.

Cuerpos celestiales

Hay un planeta, en donde un árbol, besa a otro árbol. Es un planeta pequeño que erra alrededor del universo. Su órbita es tan larga, que pareciese viajar en línea recta. Pero viaja tan lento, que nadie lo nota. Giran, porque su abrazo es en espiral. Eterno. Incesante. Gravitacional. Sus hojas, ondulan ante la caricia del polvo cósmico. Sus raices, unas junto a las otras en el minúsculo planeta en el que viven, en una caricia infinita. Sus frutos, los más dulces. Las ramas, se funden y confunden en mozaicos siderales. Su fulgor, es el calor de mil soles. Las otras estrellas, les abren paso.

En las manos del viento

En las manos del viento, bajo la trémula luz de luna, siento el leve roce, del fulgor de tu cintura. Intento girar, para verte llegar. Y oigo el paso ágil, de tu caminar. Cierro los ojos, en espera, del arribo dulce de tu primavera. Y siento entonces, en mi beso, el sutil dulzor, de tu regreso. _________________________ Final alternativo: Y un beso tímido me avisa, que haz llegado a tiempo, y con pizza. *

Pequeña décima centenaria

A Violeta Parra Noventa y seis campanazos... Llaman a vuestras puertas, Noventa y siete señores, Te traen oro, mirra, ofrendas. Noventa y ocho vitores de noventa y nueve guitarras, Cantan a coro, En tus cien años Feliz cumpleaños, Violeta Parra. *

Nada mas que piel

Muchachos y muchachas semidesnudas recorren las calles, aceras y parques de la gran ciudad. Se ha vuelto frecuente verles posar sobre estatuas, hitos arquitectónicos o murales. Van a los museos y en vez de presenciar y sentir el arte; posan. Se paran frente a los oleos y se fotografían semidesnudos, algunos incluso se deshacen de su minúscula ropa interior y en cueros, se retratan para el deleite de sus fans. Así era su pobreza, lo único que tenían para ofrecer era piel. Lo mejor de mi, son las horas que paso ejercitándome frente al espejo, son como seis diarias -me dijo una muchacha que entorpecía mi visión de un cuadro de Bravo con sus piernas entreabiertas. El resto del tiempo, poso para mis admiradores. ¿Me admirarías? Y la admiré, tres segundos. Y posteriormente algunas noches. Para ella, vestirse era como dormir. Una vez que la vestías simplemente desaparecía. No había nada más en ella, que piel. *

El primer paso es tirarse un paso. (O la humanización del hombre errante)

Estar en éste universo no implica necesariamente ser parte importante de el; si no, pregúntenle al señor Kast que llevó a sus hijos al metro para que "conocieran" como se mueve la gente. ¿Cachai lo que es vivir en Santiago y no saber qué es el metro? Un auto es un tipo universo. Uno que te traslada, te lleva, te aleja, te esconde... te enajena. Es un mundo privado, externo a lo que piense la gente, al clima, al clamor de hambre del vagabundo de la esquina, al grito de auxilio de la muchacha del callejón, al reggueton y al rock, al amor y al odio, a lo lindo y lo feo, a todo lo que compone nuestra sociedad. Es una burbuja. Es una pared. Es la anteojera del hombre "libre". Libre, con la libertad de alienarse de la sociedad, de escapar de ella y perderse absolutamente en otras cosas que no tienen relación con ella y que te lleva a tener pensamientos hueones como poner globos con cámaras o mimos en las discoteques. Pa' mi que es el aire viciado del a...

El escondite

- Gracias por tu breve compañia. Yo lo estaba mirando todo, desde que saliste  hasta que llegaste acá. Papá te dio desayuno, te hizo cariño y volviste a dormir. Despertaste a jugar un rato, recorriste la casa de lado a lado y saliste al patio. Te perdió de vista ahí. En la tarde sintió tu ausencia, te buscó en los lugares donde solías jugar y no te encontró; te llamó, no respondiste. Después su búsqueda se hizo mas rara, deshizo su cama, abrió el refrigerador, abrió la lavadora y hasta el microondas. Nada. Buscó en todas partes... menos en el cielo. Por eso no te encontró.