La Excepción


(Excepción/P11052027H12:13XYZT/Log)



- Por favor Paz, no te vayas, déjame explicarte todo...

Se que sueno como un maldito lunático cuando te digo que es segunda vez en el día que te cuento ésta misma historia; y que la primera vez será en un par de horas más, después que subas a tu auto y conduzcas para siempre fuera de mi vida. Se que para ti; hace menos de una hora te di el baldazo de agua de nuestro fin inapelable en pro de mi persecución por la ciencia, o la carrera, o la grandeza... (es difícil de recordar a ésta altura) pero para mi ha pasado mucho tiempo más.

Pues si, puedo ver que estás hecho mierda en comparación al almuerzo - me replica mientras se enjuga las lágrimas, comprensiblemente molesta. Me acaricia suavemente la cara; aún atónita, reconociéndome con las yemas de los dedos, con la punta de la nariz, con la suavidad de sus labios sobre mis párpados. Me huele el pelo y luego bajo el cuello mientras apretamos nuestros cuerpos en un abrazo que era imposible para ambos; para ella en el hecho de que yo volviera, para mi en haberlo logrado.

Cómo... que... ¿por qué volviste? – me dice mientras se separa repentinamente de nuestro abrazo para tomar asiento en una banca del estacionamiento. Te veo. Tras esas canas nuevas eres tú; hueles a ti aunque huelas a húmedo y quemado, tu voz sigue causandome ese... pero no puedes ser tu, tú te fuíste, tu vas en el avión. Necesito una explicación, o un psiquiatra, o ambos... jajaja, definitivamente necesito un cigarro; sí, eso.

Visiblemente confusa y mascullando para sí misma, registró su maletín en busca de su cajetilla y encendedor. Con los ojos cerrados, le da una honda calada al cigarrillo que acababa de prender y mientras exhala, sus palabras se confunden con las volutas del humo gris que asciende en espiral. Te oigo – me dice con las palabras llenas de humo, confusión y un dejo de una amargura aún reciente.

Si bien estoy aquí, también estoy en el avión que me llevará, que en 18 horas más me dejará en la ciudad en donde se encuentra el Centro de Investigación en donde obtuve la beca. Entablaré amistad con Francoise y juntos redactaremos un proyecto que sentará las bases de la nueva mecánica, fusión entre la cuántica y lo que quedó de la teoría de cuerdas, posterior a la utilización del tiempo como una cuarta dimensión permanente, que interdepende de la acción de las otras tres dimensiones anteriores (formando 4 dimensiones extra por cada dimensión (o sea; 16 dimensiones instantáneo-hipotéticas, pero 4 en la práctica); tres que se comportan en forma natural y una cuarta que tiende al absurdo gracias al observador). A ésto le llamaríamos “la excepción”.

La unión del micro y el macro nos permitió ver la película completa, constatamos el tiempo como una constante circular que se mueve entre las primeras 12 dimensiones, se itera, se repite, cuatro por cuatro cuerdas en espiral formando los mismos “círculos”. Siempre las mismas guerras, siempre los mismos muertos, siempre los mismos hechos. Distintos escritores, mismos libros. Distintas canciones, mismo significado. Distintos maestros, misma lección. Mismo comienzo, mismo final. Un destino circular y predecible. Eso, hasta la excepción.

Y el modelo calza con todo -me dice Francoise. Es ésta anomalía la que ha permitido el avance estático del tiempo; en donde mientras más cambian las cosas, más permanecen igual. El agujero negro que es simil del desagüe de tu baño, o el champiñón y el hongo nuclear. Lo único que no me calza es la recta, supongo que la percibimos por nuestro tamaño cercano a lo microscópico, incapaces de ver la curva en la que la convierte el tiempo. “ten thousand human years are nothing but a space fart”.

Toda esta nueva información, nos llevó a plantearnos otras formas para definir el universo dimensional, y llegamos al espiral (o caracola, para mejor simplificación) . Espirales que se permean, se tocan, se solapan, se traslapan creando nuevos universos; sin espacios interdimensionales gracias a su forma caracolada, en donde los fractales de las anomalías completan los inter-espacios entre una y otra dimensión, en un universo en donde no existe el vacío. Si supiese dibujar, lo que verías sería algo así como la cruza entre un mandala y un teseracto. La excepción era el equilibrio, lo comprobaríamos múltiples veces.

Dedicarme el Nobel e invitarme una copa de champaña podría haber sido una forma de recuperarme, ¿sabes? No necesitabas volver; no hoy por lo menos, no así. Que tino tienes, Ciencias – me recrimina mientras apaga la colilla de su cigarro con el tacón.

No hay premios ni futuro, ni honor ni fama, solo hay hoy. Y en el hoy, lo único que vale es la excepción. Déjame continuar...

Como las escalas de Escher, así es el mundo. Sigues los escalones hasta que sin darte cuenta, terminas en el mismo lugar donde empezaste. Mismos resultados para mismos experimentos, hasta que descubrimos que hay una posibilidad de salto. Siglos del hombre como animal hasta que la anomalía le presenta el fuego... y el tiempo salta y sigue igual. Siglos de pre-historia, hasta que alguien concibe la escritura, y otro salto. Otro escalón más hacia arriba. Y así, evoluciones dimensionales que se desprenden de las 12 primeras (que son en el fondo, una única 4-dimensión), conformando una treceava que se convierte en una nueva primera dimensión. Un nuevo paso, ascenso, mutación del ADN. Adaptación. Evolución. Y la nueva mecánica nos llevó a predecir posibilidades de saltos, en la misma forma en que podíamos predecir la ubicación hipotética del electrón en el modelo anterior, pero con mejores resultados. Leyendo el tiempo hacia atrás, mapeamos posibilidades; buscamos orígenes, y los encontramos.

Grandes palabras para romper un corazón, Ciencias. Mucha clase, y aquí estás de vuelta... solo quería resaltar lo obvio – me recrimina, mientras prende otro cigarrillo.

Ehem, en fin... expusimos nuestros descubrimientos ante un auditorio que se componía de un puñado de científicos que pasaron de la incredulidad, a la risa y al enojo. Nuestra nueva mecánica les parecía tan absurda como el hecho de que la teoría anterior solo funcionara matemáticamente en un universo con 11 dimensiones; pero nosotros no éramos nadie. Se burlaron. Nos refutaron. Nos humillaron, y aquí me ves. Pero lo bueno de todo eso, fue que su incredulidad nos dio espacio para seguir avanzando en silencio. Como te contaba; encontramos el origen, pero antes encontramos pistas. En mitad de uno de nuestros primeros experimentos, hallamos una partícula que se desprendió del resto en un de los saltos, le llamamos Chronio. Ésta partícula tenía una composición binaria-helicoidal; ceros y unos en hélice, similar al ácido desoxi... si bien, su estructura duró milésimas, pudimos detectarla y posteriormente replicarla en los siguientes experimentos. Se degradaba y presentaba cambios. Tenían un pasado; venían de un origen en común y el último metadato que almacenaban antes de desaparecer, era el experimento del cual se desprendían. Todos los Chronios iguales, pero todos distintos. Aprendimos a leerlos y entendimos que eran la cascarria del tiempo, como el fotón que se desprende de la transición molecular o como una página arrancada de un libro. Una pepita, de un fruto, de un racimo, de la cual el tiempo era un árbol. El tiempo era El Árbol; y nosotros, el parásito del parásito de la hormiga. Así de simple.

Parásito, muy buena definición, tu lo haz dicho. - me dice con una pequeña sonrisa; cediendo un poco al cambio de humor, pero evidentemente haciéndome pagar. Entonces; si el tiempo es un árbol, ¿cómo trepaste hasta acá?

Al gran astro-ingeniero Huaiquilao (quién no asistió cuando expusimos y que dijo que nos hubiese defendido...), nuestros descubrimientos le cayeron como anillo al dedo, pues como nuestras ideas se ajustaban al modelo que necesitaba para que el aparato que había construído pudiese mover cosas a través del espacio-tiempo, nos pidió trabajar en conjunto. Nuestro modelo daba espacio a una coordenada dimensional; por tanto, moverse en el tiempo ya no significaba desde “donde hacia hasta”, sino que desde “aquí hasta ahí”. Siendo el ahí, un lugar físico transitable. ¿Cómo trepé hasta acá? Pasé de la pepita al fruto, salí por el fruto a la ramita, de la ramita a la rama, de la rama al tronco y del tronco al origen. Y de ahí, origen-tronco, tronco-rama, rama-etcétera, hasta que nos encontramos en ésta pepita a la que llamo en resúmen “P11052027H12:13/XYZT”; pues el nombre real es la coordenada, que tiende al infinito... y de memoria no me la se.

Pues eso hace sentido. ¿Dónde está tu Tardis, Doc? - me interrumpe, ya de mejor humor.
- Es éste aparato de mi muñeca derecha; tu sabes, la miniaturización.
- En castigo se te achicó. ¿Y las pilas, cuánto dura la carga?
- Hubiese durado más, pero me tiré al agua...
- Que sonso, entonces... no me puedes llevar ni puedes volver, ¿no?

Y ahí estaban los rasgos que más extrañé de ella en estos diez años, su inteligencia y simpatía. Todo el dolor de las re-posiciones temporales del día, toda la pena de su muerte (no una, sino dos veces) se disiparon con esa breve pincelada de lo que era ella misma. Recuerdo haberla imaginado conversando conmigo en esas largas noches de trabajo en el centro de investigación. A veces hablaba en voz alta y sentía su respuesta; no oírla, sentirla. Sentir su broma, el color característico de sus chistes, y reír; después llorar por estar hablando con la proyección de ella en la soledad... pero reír, un poco como ahora.

No, no hay futuro al que yo pueda volver de todas formas. Hice un breve paso por el centro en ese lugar al que podríamos llamar futuro; posterior a la primera re-posición, y nuestros terrores se habían vuelto realidad.

Apenas terminamos de probar exitosamente la re-posición temporal de una fruta y mientras nos preparábamos para celebrar este evento único en la historia, llegaron los militares. Nos avisaron desde recepción que venían a requisar nuestra investigación completa por atentar contra la seguridad de la  nación. Venían armados, dispuestos a robarlo todo, dispuestos a matar. Uno de los militares, que no solo se identificó con un rango; sino que además, se hizo llamar científico, nos invitó a entregar todo por la razón, o la fuerza. Nos miramos amargamente, de alguna forma nos habían intervenido y conocían nuestros avances. Huaiquilao fue el primero en reaccionar. Miró a Francoise que lo miró de vuelta y ambos hicieron un asentimiento de cabeza al unísono. Se acercó con solemnidad al aparato y lo desembarazó de la fruta, lo depositó en mis manos abiertas para posteriormente hacerle una pequeña reverencia y darle un beso de despedida.

El trabajo de toda una vida, congelado en un aparato electrodigital. Es como mi hijo, ¿sabes?, ¡moriré por liberarlo de la esclavitud a la que lo someterá el Estado si es necesario!. Mientras yo de él... solo, solo espero que no te re-posicione en Melmac junto a Alf. Vete, antes que sea tarde – me dice; mientras más allá, Francoise le prende fuego a nuestra investigación y a parte del laboratorio.

Y ahí hice la primera re-posición temporal; pero a pesar de tener el control del tiempo, llegué tarde y llegué mal y todo se fue a la mierda. Volví al centro de investigación unos veinte minutos después de haber partido y encontré a Francoise y Huaiquilao parapetados tras una trinchera de escritorios que cubrían la entrada de la oficina. Ella disparaba un pequeño revólver, él había hecho un lanzallamas con algunas de las cosas del laboratorio y había incendiado el pasillo de ingreso evitando así el libre acceso de los militares; al fondo, nuestros computadores destrozados en forma irrecuperable y toda nuestra investigación en llamas. Humo y papel quemado flotando por toda la habitación. Fuego, ráfagas de disparos, olor a plástico chamuscado, el ruido. ¿¡Qué mierda haces acá!? Se oye sobre el bullicio, seguido de más disparos. ¡Funciona! Atiné a responder, aún un poco en shock. Luego la carcajada triunfante de Huaiquilao, su risa cortada por la ráfaga que recibió y los gritos del militar al que quemó en compensación, la gárgara en la que se convirtió el sonido y el rojo de su sangre manando de su boca; cambiando a tos, luego a un ronco estertor. Atiné a corregir los datos de la coordenada mientras Francoise se gira gritándome ¡Get the fuck out of here!, el ruido del revolver dándole a los casquillos ya vacíos, el crepitar de los computadores incendiados, las órdenes militares ya muy cerca y el culatazo que la sacó de la trinchera y la tumbó en el piso. El sonido en 440 hz que emanó del artefacto al activarlo. El crujir del cuello de Francoise bajo la bota que se da impulso para tratar de atraparme, el zumbido y la luz que me convierten en la vibración previa a la re-posición; y el milico, que pasó cagando y chocó contra la pared... y Chronios, ralentizando el tiempo. Eso es mi futuro, no puedo volver. Tampoco era la idea de todas formas, yo volví aquí por ti.

Paz me observa con la boca desencajada y la mirada perdida en lo profundo de un shock por empatía.
- Me cuesta creerte, me cuesta creer todo la verdad. Tu, aquí, del futuro, pregonando que no hay futuro, hablando de ciclos repetidos y de anomalías y yo no sé si ésto es una broma de mal gusto o no. - responde cabizbaja, mientras hace circulitos en la tierra bajo la banca con el tacón.
- ¿Y qué motivos tengo para inventar todo ésto? Se que todo suena absurdo para ti; pero creeme, también lo es para mi. Llegué acá algunas horas antes de que salieras del trabajo y en este rato no he hecho más que cuestionar mi propia cordura; para ti es una hora de conversación con tu ex que pareciese que vuelve con la cola entre las piernas y con la peor de las excusas; para mi, el día más extraño de toda mi vida... día que aún no termina, por cierto.

- Ok, supongamos que te creo. ¿Qué pasó en la primera re-posición que la pincelas, pero evidentemente no explicas nada?
- Dolor, paradoja, certezas, muerte... no se por donde partir.
- Por el principio, pues.

Está bien, te explicaré lo que está por pasar de la mejor forma que pueda. Mientras el yo de éste tiempo está en el avión; tu, de antes pero en éste momento, te estabas subiendo a tu auto para conducir a tu departamento. En el camino a tu hogar, sufrirás un accidente y perderás el control del vehículo poco antes del puente. Caerás volcada al río y morirás supuestamente por inmersión. Yo me desayunaré la noticia justo al bajar del avión.

- Mierda.
- Yep, yo dije lo mismo.
- ¿Por eso no hay champaña ni Nobel dedicado en el futuro?
- Yep. Así que cuando me re-posicioné en tu presente por primera vez; que sería mi pasado, lo hice con la esperanza de salvar tu vida luego del accidente, y así obtener el momentum necesario para la evolución dimensional.
- ¿Ah?

En los últimos años de investigación, poco antes del ingreso al equipo de Huaiquilao, postulamos una serie de hipótesis respecto a los posibles resultados de los viajes espacio-temporales y nuestra principal preocupación era la paradoja, todas las paradojas, de todas las formas posibles; porque independiente de todas las explicaciones científicas imaginables, no existía ni una sola prueba. Posterior al conocimiento del origen, comprendimos que las dimensiones viven y; mira ésto, que se adaptan al igual que todo lo que está vivo. Así que en la hipótesis, al salvar tu vida del accidente automotriz: 1.- el yo del pasado no hubiese tenido la motivación para poder viajar en el tiempo y 2.- tú estarías viva, independiente si es conmigo o no... pero eso son dimensiones hipotéticas, en la práctica era mucho más simple. Y era simple porque el universo está preparado para mayores cosas que un miserable humano apareciendo mágicamente en otro lugar. Sobrevaloramos nuestra propia dimensionalidad y fíjate que no somos nada. Entre las pepitas y racimos dimensionales, lo que hubiera sucedido era el posible cisma dimensional; pero no, como las dimensiones se traslapan, cada una de nuestras versiones dimensionales hace lo que siempre debió hacer, según sea su motivación en cada una de ellas, mientras ninguna alcance la excepción.

- ¿Y encontrarte contigo mismo en la esquina no destruiría el universo?
- No. Me he encontrado varias veces conmigo mismo... tengo un Doppelgänger que es deportista, otro pintor, uno que pide para comer afuera de una iglesia. Y ahí es donde radica el asunto; somos un puñado muy igual de cosas, diferenciados por variables mínimas como color, altura, peso. Y hablo de mínimos y no de infinitos pues el orígen es lo único infinito, palabras como vacío o eterno no son más que intentos por dar forma a absolutos que no somos capaces de comprender. O de explicar lo absurdo, por muy absurdo que suene.

- Entonces, primera re-posición...

Cierto, si bien la primera re-posición se suscitó producto de las circunstancias (llámese causalidad), las coordenadas estaban anotadas desde antes. Con el fruto, solo lo hicimos re-posicionarse hacia adelante y esperamos; pero con el posible “viaje humano” debíamos tener certezas respecto a donde-cuando depositar al sujeto de prueba, alejarlo de un posible encuentro consigo mismo, atinar a que “evaneciera” sobre el suelo y no dentro el suelo o muy por sobre el, etcétera, todas precauciones “en caso de”. Así que en mi primera re-posición aparecí aquí mismo y, caminé al puente buscando los posibles factores que desencadenaron el accidente, sin encontrar nada que poder etiquetar como causal o siquiera relevante.

Bajé a la rivera del río, junto al lugar en el que sabría que caería tu auto y esperé un corto instante que por eso de la liberación de Chronios me pareció una eternidad. Me senté a esperar y de pronto; arriba, oigo el chirriar de neumáticos, el sonido de un chasis que golpea y chispea contra el asfalto y el concreto, tu auto conducido por ti que sale a través de una de las vallas de contención y el medio giro en el aire que describe el vehículo antes de impactar de punta contra la rivera para caer de espaldas y  sumergirse en el río. Corrí.

Nuestros cálculos eran correctos, estaba en el momento justo a la hora perfecta. Una ola de júbilo me recorrió el cuerpo completo ante la mera posibilidad de realizar todos los éxitos posibles. Salvarte siendo el primero de los éxitos, quizás después de eso poder salvar a Francoise y Huaiquilao; y finalmente, la investigación. Una excepción que cambiaría el devenir de esta dimensión-círculo y la haría dar el salto a una nueva forma caracola-dimensional, al momentum, pero...

- ¿Pero qué?
- ¿Estás segura que quieres oir ésto? No va a ser agradable de escuchar...
- Siempre he sabido que voy a morir, me gustaría saber cómo.

 ...corrí en dirección al auto que al segundo ya tenía media cabina hundida en el agua y ahí estabas tú, ahogandote silentemente, inconsciente producto del impacto. Te saqué rápidamente y me percaté que no llevabas puesto el cinturón de seguridad. No soy un detective, ¿sabes?, las noticias nunca hablaron de eso y yo no atiné a preguntar por tu autopsia; no tenía cara para llamar a tus familiares y preguntar sin parecer morboso, simplemente no podía... lo, lo que en realidad te mató fue el tórax volante. Ahogarte fue circunstancial y no tenía cómo saberlo hasta ese momento. Así que te tomé, te deposité en la rivera y acaricié tu cabello mientras esperaba lo inevitable. Volviste en si un rato corto, me reconociste, me sonreíste, escuchaste la historia de mi aparición como si hubieses estado entre vigilia y sueño y; poco a poco, te fuiste apagando producto de la hemorragia interna. Te besé por vez final y te acaricié hasta que exhalaste el último suspiro.

- Vaya... entonces, ¿hoy es el día en que muero definitivamente? Ya he muerto dos veces, la tercera debería ser la vencida...

No hay certezas. Cuando descubrimos cómo funcionaban las coordenadas; descubrimos también, pequeños brotes dentro de las dimensiones. Códigos incompletos pero funcionales... en espera de alguna alteración espacio-temporal que las hiciera crecer e inflarse, tal y como nacen y crecen las nuevas dimensiones después de la excepción. Volviendo a la primera de las paradojas: 1.- el yo de éste tiempo continuaría su carrera y estudios hasta (hipotéticamente) re-posicionarse aquí para evitar tu muerte y según el modelo antiguo, nos hubiésemos topado en el mismo espacio-tiempo en forma simultánea (junto a mis dos apariciones en el mismo lugar), convirtiéndonos en una macla de carne y sangre bastante desagradable, pero no.

Al ser tan pequeños, el acto de cambiar el pasado no es distinto a que escojas un té en vez de un café en la mañana. Provocamos una alteración; pero no un cambio importante y, muchas de esas alteraciones ya están contenidas en las casi infinitas dimensiones que se crean todos los días por cosas como tés y cafés y que se solapan para mantener la homeostasis general dimensional. ¿Haz visto cosas que aparecen y desaparecen? ¿Fenómenos que no puedes explicar? Son las dimensiones 13-14-15-16 haciendo su trabajo, convirtiendo energía en entropía y la entropía en absurdo en beneficio de la pepita, ni siquiera del fruto o el racimo completo... intentar cambiar al árbol es imposible. “P11052027H12:13/XYZT” es un código vivo que también cambia; en alguna parte de la cadena, hay ahora un número con un subnúmero que lo diferencia de mi primera venida. Yo ya no soy el mismo que vino la primera vez, así como el universo tampoco es el que era cuando llegué. Todo permanece igual, y todo cambia.

- Ok, estás aquí por mi, trataste de modificar el universo y fallaste ¿Y ahora qué?

- Primero, pedirte perdón por la ruptura. Fuí un idiota, mi corazón estaba cegado y fuí un ambicioso, vanidoso-asqueroso y no entendía la importancia del amor en el todo; segundo, alcanzar la excepción para así lograr un cambio dimensional verdadero, en donde probablemente el amor actúe como elemento de equilibrio entre las fuerzas de lo absurdo y...
- ¡Para!, para, para... No más ciencia. Toma aire, respira... bota... eso... vámonos a casa.
- Ehh, yo ya no tengo casa... me acabo de ir al extranjero.
- Vamos a mi departamento entonces, nos vendría bien una ducha, ahí conversamos.

Su mano temblorosa registró la cartera en busca de las llaves del auto, apretó el botón del seguro e ingresamos. Nos pusimos cinturones y enfilamos a su departamento cariacontecidos; la única vía, era a través del puente.

- ¿Y si fallecemos los dos?
- Como te decía, no hay certezas... lo único que nos puede salvar es ser la excepción.

* * * *

Ahora que te veo mejor, estás como el vino, Ciencias. - me dice, ya desde el otro lado del puente.

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