Lápida

 El más grande de los obeliscos, coronaba la cúspide de la más grande de las montañas, en la cadena montañosa más grande de esta minúscula esfera llamada tierra.

Evidente obra final del raciocinio humano, se alza como único y último pináculo del legado patrimonial, de aquello que fuimos antes de desaparecer. El resto, ha vuelto a la tierra.

Las condiciones climáticas han permitido que la placa conmemorativa, que pusieron los últimos de los últimos, aún permanezca en la base del obelisco. La inscripción resa en resumen así: "fuimos acá, en otro lado o seremos o moriremos".

Y así fué. Cuando los primeros nuevos habitantes llegaron al obelisco, cuatrocientos años habían pasado desde nuestro extravío en el vacío. De nosotros nadie sabía.

La placa conmemorativa de mármol ubicada bajo el obelisco, fue considerada el primer monumento. En honor a la memoria de esa antigua raza ya extinta, dicha placa fue trasladada al cementerio. 

Actualmente orla un gran campo que es alegoría de esta tierra antigua, en la que quedaron todos aquellos que no pudieron escapar, quienes tratando de hacer su hogar, cavaron su propia tumba.








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