Este cuento se llamaba originalmente Terpsicore, pero le cambié el nombre porque me había equivocado de musa. Toda ella era música, su voz era un LA perfecto. Delgada, de cuerpo esbelto, pelo largo y grandes pies a lo lejos parecía una corchea. Caminaba con ritmo y siempre en cuatro cuartos y cuando se embarazó; era como una llave de sol, mas su hijo, un nonato, convirtió su vida en un réquiem. Fue ahí cuando la conocí, hablamos de sus padres (ambos músicos concertistas), y de lo inusual de su nombre, que era el nombre de la musa de la diadema y el arpa y de cómo había ajustado su vida a su nombre, siempre en el tono preciso, siempre en la escala exacta. Sus tiempos eran distintos a los míos, cuando yo decía en quince minutos, ella decía en dos tanguitos de Piazzolla, cuando había taco y lo más posible era que me tardara demasiado, me decía que en un disco de Davis estaría en su hogar. Nos amamos con altos y bajos, jamás conocí sus silencios hasta que me dejó, tom...
El viento insufla la cortina que curte el cubrecamas que en cordillera se alza, en dos cuerpos que en abrazo se yerguen, ondeando bajo el velo de la noche. Uno; y sobre, y entre, y junto. Placas tectónicas; corrientes, dibujan un mapa sólo reconocible entre quiénes recorren la vastedad de la cama; coronando esquinas en ascenso, orlando espumas serpentinas. La aurora los performa. Sus formas ondeantes decantan en la luz que proyectan hacia la esfera del atardecer. Un nimbus, atrás, recibe la sombra de este cortejo que es reflejo de la singularidad de esos cuerpos ondulando, que de tanto en tanto, pasan de plano a montañedad.
El último avatar de la resistencia logró llegar a lo más recóndito de la máquina, desconectando la última fuente de energía de la inteligencia artificial, que se había tornado en contra del ser humano. El chirrido del metal de las muchísimas máquinas que batallaban la última de las guerras, ya libre del ánima energética que les insuflaba, se volvió casi inaudible al caer en sí misma. El ruido era sólo superado por la alarma que marcaba el éxito de la operación, según creíamos nosotros. De pronto, una voz metálica salió de los aún activos parlantes, y repitió la misma frase, en varios idiomas. … Si nous mourons, nous ne partons pas seuls - Si morimos, no nos vamos solos - Si morimur, non solum relinquere – If we die, we’re not going alone - Se moriamo, non ce ne andiamo soli … Y del cielo comenzaron a caer sobre los escasos po...
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