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Mostrando las entradas de 2019

El eco entre las rocas

Es otra vez víspera de navidad. El púrpura del atardecer ulula entre la caliza de las rocas de la fortaleza que me protege de los últimos rayos dorados; dorados como tu pelo al viento. Una ola me salpica otro beso de despedida, al alero del ojo derecho junto a ese lunar; y su rocío esboza una sucesión de osculos que naufragan en el lóbulo, desértico de tu soledad. Yo acá, tan lejos del vaivén de ese pompón que acompasa un ritmo circular del gorro rojo que hoy has de ondear, en donde todo presente es recuerdo. Y no hay ola que acalle la voz de ese silencio; que golpea entre las rocas, piedra arena cemento, se estrella en los fragmentos purpúreos; que al viento, se ordenan en cristales de sales de mar. Donde el eco de tu voz; nunca, volverá a sonar.

El Infortunio

El infortunio viste un negro traje de novia, la cola se engancha en cada esquina, el velo es corona carne espina que mana rubíes de la frente; que cancina, cetrina contextura de ojos grandes como lagos turquesa, es su éter envuelto, de ónice carbón y amargos tragos camina, lento entre las zarzas la piel jirones a cada paso que avanza, cae al suelo y cada espina clava un piquero sin amagos, en sus ojos grandes  como lagos. *

Corolario a Poe

Más eones han pasado, De aquel tiempo olvidado, En que el cuervo ahí posado Sorbió mi alma contento. Su fulgor violeta intenso, a mí duelo dió lugar, y en su triste fulgurar, de a poco fui conociendo, la historia del cuervo errante, oscuro, de la bahía, que a mí busto fue a posar, Y así su historia narrar. Y posado, señorial, eternamente sentado. Fue reloj de arena negro pluma a pluma secundado, del tiempo que ha olvidado, ese nombre del horror, que esperamos repeti r nunca más, por favor.

Florecer

Un rayo de sol, al fin te toca. Su tibio calor golpea esa puerta que cerraste hace tanto, entra por la ventana que sellaste a cal y canto; apoca , las mil chimeneas, dos mil infiernos, tres mil veranos; en que una vez, calentaste tus manos. Te alza de la tierra en donde dormías, sereno, pone fin a tu condena. Partícula bendita, onda sagrada; oye desde su orbe, tu meliflua llamada. Tu vestido de madera, lentamente desbotona ; te alza hada y mujer te nombra, te viste driada y perra y monja, te canta y besa y te perdonas; corta las cadenas con las que ataste, el fulgor de tu alma, cuando te sepultaste. Sabe ardor milagro espina; cubre la tierra de punta a cabo; rocas cuarzos, polvo dorado, verdor de campo y agua salina, es su luz; el escenario, donde crece; danzarina, el reflejo muy sutil, de la flor de tu mirada. Y la luz ahí brillaba, respondiendo como un grito, fecundando mar y tierra, perecible o infinito, luminando lo maduro y lo marc...

Fuego

Fuego en el pelo, fuego en los ojos, andar fugaz de diamantes rojos. Árbol en llamas corazón de tizón, hoja a hoja, tu fulgor me despoja; lentamente, de la razón, como amantes; en la flama. Fuego en la piel, fuego en la lengua, arde quemando; en mí piel, tú paciencia. Crepuscular, iridiscente, tu calor todo lo toca. ¡Hasta el éter de mí ser ruega el fuego de tu boca!; tu palabra cual incendio vorazmente me sorprende, invitándome a arder; desde ahora y para siempre.

Cáliz

Una gota de tu cáliz brota. Tímido, sin morbo. Con la punta de la glosa, la sorbo. Mí dedo frota, el suave borde de tu copa. Delicado espiral, gratamente helicoidal. Hasta que un sonido brota, de su matriz esencial. Me acercas tu cáliz y yo feliz. Bebo sus notas cereza, sabor de canela y piel. Asiente con la cabeza y yo sumido en su miel; soy labios y boca y también soy nariz. Sus manos imploran me guían a distancia, poniéndome a punto a beber su escancia. La miró a los ojos y ella perdida. Absorta en mi beber; o en su placer, sumida. Mí lengua hace letras en el zenit de su copa, y escribo su nombre con la última gota...

Servitud

El intelecto es esclavo, del demonio de la ambición. La razón se alcanza, cuando piensa El corazón.

La Excepción

(Excepción/P11052027H12:13XYZT/Log) - Por favor Paz, no te vayas, déjame explicarte todo... Se que sueno como un maldito lunático cuando te digo que es segunda vez en el día que te cuento ésta misma historia; y que la primera vez será en un par de horas más, después que subas a tu auto y conduzcas para siempre fuera de mi vida. Se que para ti; hace menos de una hora te di el baldazo de agua de nuestro fin inapelable en pro de mi persecución por la ciencia, o la carrera, o la grandeza... (es difícil de recordar a ésta altura) pero para mi ha pasado mucho tiempo más. Pues si, puedo ver que estás hecho mierda en comparación al almuerzo - me replica mientras se enjuga las lágrimas, comprensiblemente molesta. Me acaricia suavemente la cara; aún atónita, reconociéndome con las yemas de los dedos, con la punta de la nariz, con la suavidad de sus labios sobre mis párpados. Me huele el pelo y luego bajo el cuello mientras apretamos nuestros cuerpos en un abrazo que era imposible para a...

El Cuervo

El Cuervo - Edgar Allan Poe (Traducción del original en inglés a español por David Castillo Jaramillo) ________________________ Una medianoche apenada, triste y débil, cavilaba. Perdido en tomos antiguos del saber desconocido, cabeceaba casi dormido, cuando de pronto, el sonido de un golpe casi inaudible, oyose a la puerta tocar. "Una visita" -musité, "oí a la puerta tocar". Sólo es eso y nada más. Ah, lo recuerdo claramente, fue en un gélido diciembre, en que a todo el ascua hizo danzar sombras, en el piso. En vano yo esperaba un mañana que no llegaba. Y entre libros ocultaba el dolor de perder a Leonor. A la bella y rara doncella a quien los ángeles llaman Leonor. Eternamente ajena a mi clamor. Cada purpúrea cortina tristes sedas susurraba y de terror inflamaba mis peores fantasías. Me paré, infundiendo fuerzas a mi loco corazón. "Son visitas" -repetí, "golpeando a la habitación; un ...