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El último día de la inquisición en Cadiz

  El último día de la inquisición en Cadiz     El único grito que se oyó desde la pira y a través del ruido del fuego, fue un "¡nos volveremos a ver!"; el resto del bullicio, emanaba de los curiosos y de los inquisidores, quienes veían arder en estoico silencio a doña Lucía de Nidos, esposa del sabio don Tomás Quiroga de la Huerta.   Él, observaba el fuego con las manos apretadas de rabia y los ojos encendidos en cólera, con las barbas empapadas en amargo llanto, y con palabras de venganza en los labios, que era mejor, aún no pronunciar.   Quedose en la ejecución hasta el final. Poco antes de despuntar el alba y posterior al momento en que se fue el último curioso; cuando las brazas y ascuas se habían apagado y los inquisidores retirado, en la más absoluta soledad y con el corazón partido en dos; de entre los carbones y cenizas, retiró los huesos ennegrecidos de la que se proclamó  su mujer,  por casi venticinco años. Cargó el cajón en el carretón, y a...

Somos los que somos

 Este es un poema que fue brevemente canción, un día trece de noviembre del año 2017; en un festival en el estadio Victor Jara. Tristemente, no existen registros audiovisuales.  Eso, sigo vivo. D. "Somos los que somos" Soy padre de cientos de cuentos Unos muy buenos, Otros sangrientos. Soy madre de miles de canciones de balas, Y estrechez de corazones Hierba buena que crece verde Entre los casquillos sembraos' Grito agudo de esperanza Desaparecido encontrado. Hermano, de veinte poemas, Y una cancion, Desesperá. Semilla de todas esas flores Que brotan como puño en libertad Voz rebelde que grita vuelve,  Y nació entre libros quemaos' Grito agudo de esperanza Desaparecido encontrao'.

Volverte, oh tormenta.

 Volveremos; y será hermoso, como despertar de una pesadilla con el delicado sonido del arrullo de una bandada de copihues, lloviendo mullidamente sobre el tejado, en una noche otoñal. 

Euterpe

Este cuento se llamaba originalmente Terpsicore, pero le cambié el nombre porque me había equivocado de musa.  Toda ella era música, su voz era un LA perfecto. Delgada, de cuerpo esbelto, pelo largo y grandes pies a lo lejos parecía una corchea. Caminaba con ritmo y siempre en cuatro cuartos y cuando se embarazó; era como una llave de sol, mas su hijo, un nonato, convirtió su vida en un réquiem. Fue ahí cuando la conocí, hablamos de sus padres (ambos músicos concertistas), y de lo inusual de su nombre, que era el nombre de la musa de la diadema y el arpa y de cómo había ajustado su vida a su nombre, siempre en el tono preciso, siempre en la escala exacta. Sus tiempos eran distintos a los míos, cuando yo decía en quince minutos, ella decía en dos tanguitos de Piazzolla, cuando había taco y lo más posible era que me tardara demasiado, me decía que en un disco de Davis estaría en su hogar. Nos amamos con altos y bajos, jamás conocí sus silencios hasta que me dejó, tom...

Yo danzo con dos quimeras

 Sean rubias o morenas,  pelajilargo enjoyadas o tiñosas desdeñadas; yo, danzo con dos quimeras.  Ellas siempre me invitan, felinas deidades aladas, a remolinarme entre sus plumas nuevas o craqueladas. Son sus colas dos serpientes que sisean infuriadas, que se trenzan en batalla,  cual naufrago en marejada. Yo danzo con dos quimeras,  sean furia de mareas; fieras de largas garras,  rubias o morenas. 

Capitalismo matrimonial

 Y el ofrecióse en matrimonio, porque surgir solo era imposible; y ella dijo que sí, porque no había otra forma de quedarse. Y vivieron (si podemos llamarlo así...) , infelices para siempre. 

Llaves

Como bandadas de aves, caen puñados de llaves lloviéndome en las puertas cerrojos candados y ojos; abriéndo de par en par la tierra el cielo y el mar.  ¡Si hasta abrieron la Catedral,  que conecta con el Hades!